Para alguien que fantasea con difuminarse entre la niebla efímera de algún amanecer de primavera, la vida es una cárcel sin barrotes, y el día a día, una condena que cumplir por un delito cometido...
Para alguien que piensa que las respuestas están entre los pétalos de una flor que se deshoja entre monosílabos, la vida se balancea en un columpio de esperanza y nostalgias con olor a naftalina.
Para alguien que sueña con navegar por el río del olvido, subido a la barca de los sueños imposibles, la ilusión se deshilacha entre promesas incumplidas y futuros sedientos de posibilidades
Para alguien que busca entre las palabras un hueco por el que escapar de esa cárcel sin barrotes, la vida no tiene nombre propio ni apellidos, es una postal sin remitente que deambula de buzón en buzón hasta perderse.
Y así desnudando el alma en cada línea, arrancando jirones de esa piel tatuada por la gramática de la resignación, va hipotecando ilusiones entre los trazos que dibuja el camino recorrido…
¡Qué preciosidad!
ResponderEliminarvamos... es que... cómo me ha llegado¡¡¡
besos