Hay páginas en blanco que hubiese preferido no emborronar jamás.
Sustantivos y adjetivos que debieron quedarse en el tintero en lugar de pintar escenas que nunca debieron ocurrir.
Palabras feas que un niño jamás debe oír, ni vivir.
Gestos que demuestran el amor y el cariño incondicional. Sacrificios que sólo se comprenden desde el corazón.
Tropiezos y errores que sólo añaden piedras al camino, por donde caminan no sólo los adultos, sino los niños.
Fechas escogidas para celebrar aniversarios y que se convierten en puntos de una frase, que aún queda por determinar si serán puntos y seguidos, puntos y aparte o puntos y finales.
Hay páginas que debieron ser cuentos de princesas , mundos pintados en rosa, horas marcadas por las muñecas,...
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