Nacemos y asistimos como espectadores en primera fila a ese espectáculo de magia que es la vida. Cuando éramos niños miramos atónitos cómo cada atardecer el sol se escondía, cómo la luna llena iluminaba el cielo, cómo se deslizaba un barquito de papel en el agua hasta perderse río abajo. Teníamos la imaginación impregnada en las pupilas y los días eran eternas jornadas de juegos.
Después crecimos, y nuestro camino se llenó de zarzamoras. Algunos dejaron parte de sus vestidos de optimismo colgados en ellas. Dicen que crecer hiere gravemente a los soñadores, que deambulan sin rumbo cuando les falta la esperanza.
El tiempo endurece nuestra mirada. Aquello que un día nos entusiasmó como nunca, se ha vuelto tan cotidiano que ya ni nos fijamos en ello. Es necesario esforzarse y echarse colirio para seguir viendo algunas cosas con ojos brillantes de ilusión. Miramos a los niños y envidiamos su mundo de fantasía y despreocupación, pero sobretodo sus utopías.
Me gusta mirar a los ancianos a los ojos, perderme en esas pupilas grisáceas que la experiencia ha transformado en mares de serenidad, y poder mirar cómo la ilusión por las pequeñas cosas vuelve a aflorar en su mirada, como cuando eran niños.
La ilusión es la vela que ilumina nuestra vida, el color azul que tiñe nuestro príncipe, el avión que nos lleva más lejos, los ladrillos de nuestros sueños, …
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La ilusión es el acicate que hace que cada mañana nos levantemos de la cama de un brinco y salgamos a la calle con el ánimo alto y la esperanza puesta en que ese día va a ser mejor que el anterior. Cuando a temporadas eso nos falla, nos resulta muy dificil avanzar por esa misma calle.
ResponderEliminarBesoS
la ilusión se encarga de desperezar a las ganas que se duermen aburridas de ver siempre lo mismo, la ilusión les da un codazo (suave y cariñoso ;)) y les señala hacia donde dirigir la mirada, para poder ver y mirar bien.
ResponderEliminarBesos
La ilusión es todo eso que dices en el último parrafo, y cuando falta, el mundo está oscuro y no construimos nada.
ResponderEliminarBesos
He llegado hasta tu blog desde la página web de Prto... por casualidad, de la misma forma que llegué hasta la de él. Me gustará volver por aquí para leerte de vez en cuando. Un beso desde mi mar,
ResponderEliminarArare_
La ilusión es un plato grande donde metemos la cuchara con el deseo de verla resurgir llena...
ResponderEliminarLa ilusión son las zapatillas que calzo nada más de despertar.
ResponderEliminarBesitos.
Me gusta estar con ancianos, les miro e intento leer en las arrugas la vida que han llevado. He sido voluntaria y con gran placer me he entregado a escuchar todas sus viejas historias de esperanzas e ilusión. Saludos Marbellís
ResponderEliminarHas tocado fibra sensible.... ILUSIÓN. ¡Marchando una de colirio, o de lágrimas de niño...agua clara de las alondras¡¡
ResponderEliminarun beso.
La ilusión de alguna manera es el motor nuestro de cada día, no? "...cuando el canar era un río, cuando el estanque era el mar, y navegar era jugar con el viento, era una sonrisa a tiempo..."
ResponderEliminarTambien la ilusión es la que explota tantas veces delante de nosotros y nos deja totalmente desnudos. Me gusta más la realidad.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Qué razón llevas! Por algo será que dicen que, las personas "de edad" y las pequeñitas personas que no la tienen (la edad... los niños) se parecen mucho.
ResponderEliminarPero que esa chispa en los ojos impregnada en ilusiones no se apague.
Besos. Me gustó tu reencuentro, no te encontraba, pero ya ves, al final, lo hice y me alegro por ello, porque tus palabras me llenan de paz
sí!
ResponderEliminarella, la ilusión, es el motor.
La que nos impulsa a VIVIR.
un besito, Ideas
llevo dias leyendo tu blog, viendo como estas llena de propositos. que yo me los apunto para ver tb como tu con tanta positividad. besos , sigue asi
ResponderEliminarMientras la ilusión existe, la juventud está presente en nuestras vidas por muchos años que tengamos.
ResponderEliminarUn beso