Es mágica. Ha conseguido que mi reloj se pare y las manillas giren al revés. Ha abierto esa puerta a un tiempo pasado y de su mano, he vuelto a caminar por ese mundo de ilusión. Es un paseo por sendas que yo recorrí hace años agarrada a otra mano adulta, y que ahora redescubro a través de sus ojos.
Agarrada de su mano he vuelto correr tras las mariposas y a ensartar margaritas para hacer collares en primavera, a construir muñecos y a tirar bolas de nieve en invierno.
Los garabatos son obras de arte cuando salen de sus diminutas manos. Esas que tiran de mi hacia abajo, y me hacen mirar la realidad a un metro del suelo, con la mirada tierna de la infancia..
De su mano, los castillos tienen princesas esperando a príncipes que las rescaten, caperucita sigue paseando por el bosque camino de casa de su abuelita, y las muñecas son esos bebés que probablemente nunca tengamos.
Cogida de su mano, los charcos son piscinas donde bañarse aún en pleno invierno, las sillas, montañas que escalar; y su inocencia, la cortina a través de la que cual se ven las cosas...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario