Si por un momento dos miradas se cruzasen, unos ojos recuperarían el brillo perdido, una sonrisa tímida se asomaría a unos rostros apagados por la rutina. Los pasos se tornarían más lentos, y quizá un saludo inundase el silencio, mientras el resto del mundo y de sus pensamientos desaparecen. Quizá por un instante, sus corazones latiesen más deprisa, y sintiesen que en su estomago se ha alojado un enjambre.
Si por un momento se asomasen a la mirada del otro, a ese pozo de deseos donde arrojar una moneda, quizá desearían perderse y no regresar. Quizá en ese laberinto entre los pensamientos y los deseos, encontrasen ese paraíso donde refugiarse, bajo un paraguas de ilusiones.
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