Durante meses espero este día, con la ilusión de una tarta llena de velas. Soñaba con esas lamparitas de fuego que se apagan cuando ella sopla.
Llevaba meses preguntando cuánto faltaba para ese día mágico, al que todos llaman cumpleaños. Para ella es un día donde se reciben regalos, y unas velas esperan sobre la tarta.
El tiempo es eterno desde los ojos de un niño. Cómo explicarle que tendrán que pasar muchos soles y muchas lunas antes de que llegue ese día. Cómo endulzar esa espera que parece no llegar nunca.
Los niños son cajas de sorpresas y de sabiduría. Por ella han vuelto a aparecer las velas sobre las tartas de cumpleaños. Esos días, ella trepa a los brazos del afortunado, y se acomoda sobre sus piernas. Le sientes moverse inquieta sobre ti, esperando ese momento mágico en el que el fuego baila sobre las velas, y se refleja en sus pupilas... No necesita pedir deseos. Ella los tiene todos al alcance de su mano. Lo que ve es lo que quiere. Sueña con apagar velas y velas, mientras el ambiente se llena de su alegría y risa contagiosa.
Si cierro los ojos, imagino que habrá empezado de nuevo a preguntar cuándo es su cumpleaños, cuánto falta para que llegue ese día mágico...
Si cierro los ojos, recuerdo su respuesta cuando le he preguntado qué regalo quería.. con sus tres añitos recién estrenados, me ha vuelto a sorprender.. unas velas me ha contestado
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario