Mientras los camareros comenzaban su baile de cacerolas, recorrí con la mirada las mesas repletas de desconocidos.
El código deontológico les llama compañeros; yo les llamo extraños. Se empeña en recordarme que un papel compró mi lealtad a esas siglas, y el sudor de mí frente a cambio de una transferencia bancaria a principios de mes.
Cuando salí por aquella puerta, supe que no habría más comidas en ese lugar, con esas personas como compañía. El reloj de arena había comenzado su cuenta atrás.
No se puede añorar, lo que nunca se ha querido
que triste, pero como tu lo dices no se puede añorar lo que no estuvo, pero igual da pena el tiempo invertido
ResponderEliminarte dejo muchas gracias por tus saludos
y que tengas una FELIZ NAVIDAD y UN 2006 lleno de paz y amor, y lleno de exito
una hermosa semana, ahora el relog marca todo bien y volver a comenzar
besos y sueños
Es duro trabajar con compañeros que son extraños y despedirse de ellos de manera invisible.
ResponderEliminarPero cuando un reloj comienza su cuenta atrás, otro inicia su marcha. Al menos no sentirás añoranza.
Besos
Bueno, pues sin lastre te irás sin menos peso...Ellos se perdieron conocerte...
ResponderEliminarBesos
Vendemos tiempo y sudor por trocitos de metal. Es un trueque, nada ha cambiado.
ResponderEliminarLa fidelidad no se gana con esa transferencia, se hace de otra manera, más humana. Si te son extraños, si les eres extraña es que conviene darle vuelta a ese reloj.
Besos.
he podido ver eso de los compañeros que ponen una cara y cuando te vas ni te dicen nada es triste pero vivimos una vida como hoy digo de soledad urbana. un fuerte abrazo
ResponderEliminar... a veces es increíble que, aún después de siete años viendote las caras todos los putos días, con ciertas personas no te una absolutamente nada. Cómo es posible que a veces seamos tan diferentes, tan cerrados en nosotros mismos o tan incompatibles. Lo digo porque a mí también me ocurre, y la verdad, no deja de asombrarme.
ResponderEliminarA pesar de que fueron varios años, no mires atrás, ya está, ahora para adelante, lo que vendrá, con todo el ánimo y sabiendo que será lo mejor. Feliz Navidad! un abrazo.
ResponderEliminar¿Y en esa última cena no hubo ningún Judas? Pues aún tuviste suerte...esos besos, sí que no se olvidan, el resto... a la papelera del corazón y.."pa lante"
ResponderEliminarÁnimo.
Acabo de ponerme al día de tus escritos, cambios, terremotos y despedidas, ¿Se avecina una nueva vida?
ResponderEliminarBesitos, por cierto y ya que el juego de Bito se prolonga, sólo decirte que me tocó imitarte, espero que te haya gustado, lo hice lo mejor que supe. Un beso.
Triste pero necesario un adiós de esos, seguro que al salir respiraste mejor. Un besote.
ResponderEliminarCon lo que nunca se ha querido lo mejor que se puede hacer con ello es olvidarlo lo más rápidamente posible; que así sea.
ResponderEliminarAbrazos
de casi todo se saca una conclusión: ese adios no te cuesta esfuerzo...
ResponderEliminarha sido sembrado con el granito de indiferencia diaria..
Es dificil...llamar más que compañeros a personas que se vuelve irremediablemente desconocidos.
ResponderEliminarBikos mil!
Lo mejor de salir de un mal sitio es que es más fácil cambiar a mejor.
ResponderEliminarSuerte, en eso, y en lo demás.
Hay veces que al atravesar una puerta, directamente abrimos otra
ResponderEliminarA la esperanza...
Un beso