Nacemos y subimos a ese barco que nos llevará hacia el horizonte donde dicen que están nuestros sueños. Comenzamos a navegar más a dentro. Añoramos los años de la infancia cuando nos sentíamos seguros en tierra firme, alejándonos de la orilla pero siempre presente cuando nos girábamos.
Nos fuimos alejando. Un día al voltear la cabeza, descubrimos que nuestra mirada no llegaba a la arena de la playa, y nos sentimos solos e indefensos. Desorientados. Sin un mapa ni una brújula que nos encaminen hacia nuestro pasado. No hay camino de regreso. Nunca la habrá.
La nostalgia es el pañuelo que seca nuestras lágrimas y acaricia nuestros recuerdos. Viajamos en un barco de papel en un mar que a veces está en calma y otras embravecido. Nuestras ilusiones son las velas; nuestro timón, nuestras decisiones.
Navegamos a veces contracorriente y otras nos dejamos arrastrar por las costumbres y el qué dirán. Surcamos mares y nos detenemos en pequeñas islas que encontramos en el camino. Sólo son diminutos remansos de paz, de esa seguridad que es efímera, cómo casi todo en nuestra vida.
Estamos solos cuando el sol se despide cada atardecer en un cielo teñido de colores, y cuando renace cada amanecer...
Nos fuimos alejando. Un día al voltear la cabeza, descubrimos que nuestra mirada no llegaba a la arena de la playa, y nos sentimos solos e indefensos. Desorientados. Sin un mapa ni una brújula que nos encaminen hacia nuestro pasado. No hay camino de regreso. Nunca la habrá.
La nostalgia es el pañuelo que seca nuestras lágrimas y acaricia nuestros recuerdos. Viajamos en un barco de papel en un mar que a veces está en calma y otras embravecido. Nuestras ilusiones son las velas; nuestro timón, nuestras decisiones.
Navegamos a veces contracorriente y otras nos dejamos arrastrar por las costumbres y el qué dirán. Surcamos mares y nos detenemos en pequeñas islas que encontramos en el camino. Sólo son diminutos remansos de paz, de esa seguridad que es efímera, cómo casi todo en nuestra vida.
Estamos solos cuando el sol se despide cada atardecer en un cielo teñido de colores, y cuando renace cada amanecer...
La nostálgia es no poder alcanzar nuestros propios sueños, y navegamos en un mar de inseguridades,donde cada lectura de la vida es un nuevo aprendizaje.
ResponderEliminarMientras no dejemos de navegar, mientras aunque perdamos el rumbo y nos dejemos a la deriva, no abandonemos el timón, no importará en cuantos océanos nos adentremos.
ResponderEliminarSomos los capitanes de nuestro propio destino.
Estamos solos? tal vez... tal vez no. Esto de navegar es realmente maravilloso, aunque personalmente me quedo con los años de ahora y no los de antes. Un abrazo.
ResponderEliminarBuffff...eres genial¡¡¡
ResponderEliminarNo puedo decir otra cosa...
besos.
es cierto, en un universo plagado de estrellas, estamos solos y solos brillamos o nos apagamos aún cuando la luz refleje lo que tenemos alrededor.
ResponderEliminarBello.
Besos.
Yo creo que la mayoría de las veces navegamos sin rumbo, sin brújula y sin timón. Vamos a la deriva, improvisando, cruzando los dedos para que la ruta elegida sea la menos mala de las opciones, para que no nos pille una tormenta, un tornado o un ciclón en medio, con nuestro velero, vulnerable y pequeño.
ResponderEliminarBesoS
Deberíamos hacer lo posible para que los buenos recuerdos nos sirvieran como motor cotidiano, sin embargo, sin que nos demos cuenta, nos sorprendemos parados al borde de la calle, recreándonos en aquel tiempo pasado, que pensamos, que fue mejor. Un besote.
ResponderEliminarY suele ocurrir que la incertidumbre, la duda de cómo será el nuevo puerto al que arribaremos nos impide solazarnos en el que ahora estamos.
ResponderEliminarBesos.
me pasma la facilidad que tienes para hacer relaciones, imágenes, metáforas... precioso.
ResponderEliminarFinalmente, la brújula nos orienta a nuestro "norte" y hacia allí nos dirigimos...
muchos besos
Nunca podemos sentirnos solos, indefensos o desorientados si realizamos este viaje de la vida, de la mano de la Vida.
ResponderEliminarUn abrazo
Velas al viento,
ResponderEliminarmar embravecido,
horizonte a lo lejos,
Este velero
que llega a su puerto
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