Hay momentos en los que al mirarnos al espejo nos preguntamos si esos rostros somos nosotros mismos o nuestra caricatura. Nos extrañamos, nos echamos de menos.
“Echo de menos la parte soñadora e idealista que se asocia a don Quijote,
La parte cuerda, y trabajadora que tenía Sancho. Esa energía y paciencia que tenía a raudales
Echo de menos la magia que antes veía, y que ahora no encuentro, la ilusión por las cosas.“-escuchaba entonces.
Las cosas se veían desde la mirada de un Sancho que ve molinos en lugar de gigantes, o mujeres hundidas en la pobreza en vez de doncellas. Don Quijote y Sancho son dos modos de ser, dos tendencias de las que ningún humano se escapa, predominando una u otra dependiendo de las personas y de los momentos…
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