Pronto llegará de nuevo la primavera, al menos a los camposantos. Miles de flores adornaran esas tumbas de mármol de aquellos que un día fueron vecinos, amigos o familiares. Nombres y fechas sobre un papel de granito que parecen desafiar a un tiempo que se conjuga en pasado. Dicen que existimos porque alguien nos piensa, pero el olvido es nuestro mortal enemigo.
Nada más triste que ver esas tumbas abandonadas, donde ni siquiera el transcurrir del tiempo ha respetado esos nombres escritos sobre ellas. “Aquí yace...” todos esos que el olvido borra de nuestras memorias, todos esos desconocidos que nunca llegamos a conocer, todos esos que se fueron sin hacer ruido,..
Cruces y lápidas, monumentos de visita obligada cada uno de noviembre, un pequeño homenaje a nuestros muertos, a esos seres queridos.
Por esas fechas vuelvo allí, a ese cementerio donde están los abuelos. Frente a esas cruces, busco imágenes y momentos con ellos en mi memoria. No se puede recordar lo que nunca se ha vivido y no cabe otra opción que recordarles en la memoria de otros que tuvieron la dicha de conocerles. Otros apenas si son recuerdos de una temprana niñez que casi está olvidada..
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