11.10.05

JUEGO

Jugando en la mesa camilla una partida a las cartas, mi abuela me contaba historias de su infancia y juventud. Le gustaba recordar aquellos años mientras el frío del invierno nos hacia refugiarnos al lado de aquella estufa de madera. La lluvia seguía cayendo fuera, formaba un laberinto en los cristales de la ventana. Los troncos de madera chisporroteaban mientras las castañas se asaban.
-Tenía yo apenas 18 o 20 años cuando comencé a ir al baile que los domingos. Nos juntábamos en la casa que estaba al lado de la fragua y entonces era nuestro lugar de encuentro. Teníamos una gramola y un montón de discos.
A veces venían chicos y chicas de otros pueblos. Recuerdo que entre aquel grupo de jóvenes siempre me llamó la atención uno. Tenía la piel morena, y unos ojos negros como el azabache. No sólo yo pensaba que era el chico más guapo del baile. Julio, que así se llamaba, tenía una corte de admiradoras que comían en su mano. Compartió bailes y conversaciones con una y con otra, pero el nunca se decantó por ninguna.
- ¿Y tu qué hiciste? ¿Te gustaba?- le pregunte a mi abuela
- Yo siempre fui muy tímida. Le conocí un otoño cuando mi prima Sonia vino, y Él y su mejor amigo se acercaron a nosotras porque Julio quería conocer a esa joven rubia de ojos azules. Después de ese día, el siguió viniendo al baile, y siguió preguntándome por ella, aunque ella ya había regresado a la ciudad.
- ¿y que pasó?
- Yo seguí conversando con ellos, más con Fernando que con El. A veces pasaban semanas sin vernos, y cuando lo hacíamos me contaba su vida. Me consideraba su amiga. Yo prefería eso a nada. Le veía ir y venir con una y con otra –decía mi abuela, con una gran serenidad.
- ¿y no lo pasabas mal? ¿Por qué no te alejaste? Yo creo que no podría ser la amiga de alguien en esas circunstancias
- A veces me alejaba un poco, pero al final siempre le vi como un cachorro que busca cariño.
- ¿y que paso al final?
- recuerdo un día muy especial. Era un domingo de navidad. Ya no recuerdo ni el año. Había un concurso de baile, y no se por qué El me escogió a mi. Pasé la mitad de la tarde bailando con Él, sin parar baile tras baile en sus brazos. ¡No sabes cuantas sensaciones pasaron por mí! Estaba bailando con el hombre de mis sueños. Tenía sus brazos rodeando mi espalda. Baile tras baile acabamos ganando el concurso entre jadeos y risas –proseguía mi abuela con una gran sonrisa en los labios y un brillo en esos ojos que el tiempo ha tornado grisáceos.
- ¿y? -preguntaba yo toda intrigada
- El premio era un par de refrescos. Cuando nos acercamos a por ellos a la barra, recuerdo que me preguntó si quería salir con Él, que quería que le diese una oportunidad.
- ¡bien!. Se la diste, ¿verdad?
- es curioso, pero después de estar esperando ese momento meses, quizá incluso años, sentí que su tren ya había pasado. Las oportunidades se ganan con hechos y no con palabras. Preferí seguir pensando en Él como un amor platónico…
- ¿te arrepentiste alguna vez?
- hay veces que pienso en cómo habría cambiado mi vida si lo hubiese intentado, pero no me arrepiento. El siguió de flor en flor, aunque su éxito fue disminuyendo a la par que su cabellera. A veces se culpaba de no haber sabido aprovechar su oportunidad cuando la tuvo.
- ¿Qué fue de su vida? –le pregunté intrigada
- Seguimos viéndonos una temporada más en el baile. Después ellos dejaron de venir tan frecuentemente, y nosotros comenzamos a ir algunos domingos al pueblo de al lado. Algunas veces volvimos a vernos, y seguimos conversando como al principio. Para mí, El siguió siendo el mismo, con sus mismas inquietudes e incertidumbres, con la misma indecisión que siempre le guió en la vida. A veces me preguntó qué vi en Él.”
Después mi abuela se quedó en silencio. Se levantó y se puso a mirar por la ventana. Sus ojos se habían humedecido, y su mirada estaba cargada de nostalgia.

- ¿qué día es hoy? -me preguntó pasado un rato
- 11 de octubre -le contesté
- dentro de 5 días será su cumpleaños

1 comentario:

  1. Yo creo que la abuela, siempre siguió enamorada de él,aunque fuera platonicamente, porque todavía recuerda,su cumpleaños.
    Es una historia preciosa,ojala todas las abuelas se atrevieran a contarnos estas cosas.
    Además, yo creo que algo así le ha pasado a mucha gente, no hay que avergonzarse de ello.
    un saludo!"

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